Entre los errores más frecuentes con los que se puede topar uno durante cualquier lectura hay uno que me llama la atención: la expresión de arriba a abajo, con esa a tan chirriante en medio («Si fuera por la exministra de Sanidad del PP Ana Pastor, el sistema nacional de salud cambiaría de arriba a abajo». Edición digital de El Diario Montañés, 28 de enero de 2011). Lo mismo ocurre con la idea contraria: de abajo a arriba.
Se trata de un fallo habitual en la lengua escrita y probablemente obedezca a que, por un ejercicio de generalización, quien lo comete supone que debe emplear las preposiciones de y a como cuando escribe cualquier otra expresión que denota un recorrido, ya sea temporal o espacial: ‘de mayo a septiembre’, ‘de tu casa a la mía’.
Lo cierto es que si bien los adverbios abajo y arriba aceptan ir precedidos de preposiciones que indican movimiento (desde, hasta), hacen una excepción con la preposición a. Así nos lo recuerda el maestro Manuel Seco en su fantástico Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española (Espasa). Por cierto, Seco pone como ejemplo de lo que no se debe hacer una frase del premio Nobel Camilo José Cela extraída de su novela Mazurca para dos muertos: «Rajarlo de arriba a abajo con el cuchillo». Ya lo dijimos en el primer artículo de este blog: de los errores de escritura no se salva ni Dios. Y si no, échenle un vistazo a la Biblia.
Lo correcto, pues, es de arriba abajo, de abajo arriba, van abajo, etcétera.
Lo que no explica Seco es la razón de esta excepción. El Diccionario panhispánico de dudas da alguna pista. Del adverbio abajo dice: «Suele ir precedido de las preposiciones de, desde, hacia, para o por, nunca de la preposición a, ya incluida en la forma de este adverbio». Lo mismo dice de arriba.
Ramón Alemán
